Que bueno Nacho, me he pegado la gorda de reir con lo de tu primo, porque a mi me pasó hace unos años algo parecido. Caminábamos ya de vuelta al coche un amigo y yo por medio de un llanito en el que no hay matas, el pasto cubría la tierra y nos llegaba muy por encima de las rodillas, pero, como habíamos pasado por ahí mil y una veces, caminábamos a la luz de la luna rumbo al coche comentando lo acaecido en nuestras diferentes posturas esa misma noche. De buenas a primeras, desaparece mi amigo enter el pasto, y lo escucho acordarse de la madre, del padre y de toda la familia del altísimo, cuando enciendo la linterna y me acerco, se había caido en un agujero que le llegaba por el pecho, el susto fue morrocotudo. Afortunadamente en esta ocasión no sufrió mas que algun raspón y mallugadura pero poca cosa. Las risas se debieron de escuchar en casa.
Y lo del cochino, no te preocupes, como dice otro amigo mío, el verano es muy largo y mas adelante habrá mas...