LAS ARMAS Y EL TIRO.
Ningún ejercicio afina más el alma que las armas.
Ninguna vibración interna se asemeja a su contacto.
Tenerlas, llevarlas, dispararlas.
Dominar el retroceso, la potencia.
Lidiamos con ellas con la muerte, y nos alertan.
Para aceptarla, si el deber de defender la Patria nos convoca.
Porque erigiose, en cada pueblo de la nuestra, un Tiro Federal con este lema: “Aquí se Aprende a Defender la Patria”.
Y así como votan armados los ciudadanos suizos, para demostrar que son libres, la primera expresión de la opresión es proscribirlas.
Que no nos priven de las armas los que mandan.
Ni aciagos tiempos, nos sorprendan desarmados.
Honramos en ellas al principio universal que manifiestan.
Aceradas, puras, letales, metafísicas.
Confiamos que ellas nos rediman de toda vulgaridad y decadencia.
Sabemos que las armas aún custodian la misteriosa fuerza de la Naturaleza y la Aventura.