Hoy, una vez que ha terminado sus exámenes universitarios, decidí acercarme al coto con mi hereu. Me apetecía mucho intentar que se hiciera con su primer corzo, y las condiciones podían ser excepcionales. Había llovido sin parar las ultimas 48 horas y a partir de las 6:00 AM escamparía, habría buena temperatura y apenas viento. El paraíso.
A las 6:00 AM estábamos en la mojonera del coto y nos desplazamos a la zona alta para hacer un rececho a pié. En esta época de verano es un privilegio tener el campo recién llovido, pues te permite desplazarte sin apenas hacer ruido.
Descubrimos al cabo de un rato una corza a unos 700 metros comiendo en unos rosales de pipas. Teníamos un desnivel que me atrevo a calcularlo en unos 120 metros, o quizás algo mas. Llevábamos el poco aire que había mal, pero la diferencia de altura impedía a la corza enterarse de nuestra presencia.
Decidimos descender del monte por la ladera que hacía 90 grados respecto a la dirección de la corza, para así, después de un rodeo, entrarle con el aire de cara a esas pipas y ver si tenía compañía masculina.
Así lo hicimos, y no sin esfuerzo, que ya voy peinando canas y estaban las barranqueras bien resbaladizas.
El caso es que cuando dimos el rodeo y rastreamos la presencia de corzos en la parcela, encontramos que la corza se había retirado tranquilamente al ribazo del monte, donde descansaba plácidamente. Seguimos oteando y.... gran sorpresa. Allí estaba su galán desayunando tranquilamente una buena ración de girasoles.
El aire lo habíamos puesto en su sitio y eso nos permitió avanzar encorvados, medio tapados por la vegetación que sirve de linde entre parcelas, hasta recortar y situarnos a unos 150 metros del corzo.
Más gemelos y valoración del animal. Tenía sus 6 puntas y la cuerna sobrepasaba dos o tres dedos las orejas. Era un bonito corzo. El coto los da muy buenos, pero este para ser el primero del chaval no estaba mal.
Al final, después de una entrada de más de una hora por terreno muy bravo, los nervios pudieron al chaval y el corzo salió ileso del lance, pero la mañana se ha quedado bien grabada en la memoria de ambos. Espero que en la del corzo no se haya grabado tan bien, pues nos hemos prometido volver a por él en unos días...