TEMPORADA CORCERA 2016

Cacho cuernos el corzo.

Felicidades.

Segunda salida al campo en pos de los duendes. Este fin de semana fui con unos amigos a las Tierras Altas de Soria. Es un nombre que me encanta, pues evoca el mítico de las Highlands de Escocia.

Llegamos por la tarde temprano a nuestro hotel y a las 18:30 ya estábamos en el coto. Mi amigo JRH, buen conocedor del terreno y experto cazador, me llevó con él a un alto desde el que dominábamos unas siembras que rodeaban un pico de bosque de pinos.

El paisaje era grandioso
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Teníamos el aire de cara y cuando comenzó la hora mágica, aquello fué un verdadero espectáculo. Nosotros esperábamos la salida en la manga de terreno que teníamos más cercana, pero el capricho del destino hizo que las corsas primero, y después algún machete, salieran en la siembra más lejana y comenzaran su lento deambular de izquierda a derecha mientras comían.

Los fuimos observando hasta que detectamos un machete que parecía estar bien. A partir de ahí comenzó nuestra entrada que duró cerca de una hora y media.

Seguíamos un macho que nos había gustado y que iba con una especie de precelo con una corza. De vez en cuando unas carreras y luego vuelta a comer y cada vez más hacia la derecha.

Intentamos cortarles el camino pero fué completamente imposible. Finalmente, con un viento fuerte de izquierda a derecha intentamos el lance a 260 metros, tumbado en el suelo y apoyado en la mochila.

Es un tipo de disparo que no había realizado nunca. Mi Sako 300 WM está puesto a 200 metros, por lo que decidí "apoyar" la cruceta sobre el el lomo del animal a la altura de la paletilla. Con eso si el aire movía la bala acertaría aunque fuera algo trasero.

Cuatro disparos realicé. El corzo ni se enteró. Después pensando en el lance he llegado a la conclusión que poner la cruceta "apoyada" en el lomo fue un error y que posiblemente el disparo se me fue algo alto. Mi posición era algo más elevada que la del corzo y por ello es posible que la compensación que hice no fuera correcta.

En cualquier caso el hecho era que el corzo seguía con su corza comiendo plácidamente...

Decidimos arriesgar un poco y entrarles por una terraza superior y asomarnos cuando hubiéramos restado unos 100 metros. Así lo hicimos, pero el problema es que el caprichoso bicho repentinamente decidió que ya no descendía más y saltó a la terraza en la que nos encontrábamos a mitad de camino.

Muy despacio apoyé el rifle en el hombro de mi amigo, que obviamente se tapó los oídos y disparé mi quinto disparo al corzo. Esta vez sí. Impactó la bala en pleno codillo y el corzo se derrumbó.

No puedo aportar foto del machete, pero aunque no es un gran corzo como trofeo os aseguro que va a estar en mi casa en un lugar privilegiado, pues el lance es de los que no se olvidan.

Al día siguiente volvimos a repechar por la mañana en otra zona del coto y estuvimos muy entretenidos viendo mucha caza y juzgando varios machos que decidimos dejar para el año que viene.

Por la tarde decidimos ir nuevamente a la zona de la tarde anterior, pues antes de que saliera el corzo que cazamos habíamos visto un corzo que salió del bosque y por algún motivo que desconchemos regresó al cabo de poquísimo tiempo. El tiempo que estuvo en la siembra fue suficiente como para calificarlo como un corzo tirable. O sea que decidimos regresar a por él.

En esta ocasión yo le insistí a mi amigo que nos pusiéramos abajo, en el pico del bosque, amparados un poco por su obscuridad. De esta forma nos poníamos en el mismo lindero por el que nuestro amigo corzo debía salir. El aire nuevamente nos era favorable.

La tarde había estado lloviendo varias horas, y sobre las 19:30 horas escampó. Si la tarde anterior habíamos visto caza, no quiero ni contados lo que vimos a continuación.

A unos 150 metros por nuestra izquierda comenzaron a salir corzas hasta sumar al menos 7 que se iban situando en la primera terraza frente a nosotros. Alguna de ellas pronto empezó a deambular peligrosamente hacia la derecha, y digo peligrosamente porque si avanzaban más en esa dirección podía llegar a ponerse a unos 60 o 70 metros frente a nosotros y podrían descubrirnos.

Salió también un machete que encontramos endeble tras analizarlo. Posteriormente salió otro macho que a mi me gustó. No era muy alto pero era obscuro y grueso, con las puntas blanquecinas. No lo teníamos claro, pero a mi me gustaba. Finalmente salió el macho que esperábamos. Era más alto pero más fino. Tenía buenas luchaderas.

Esperamos a que se acercara nuestro macho, pues fué el único que salió del bosque por un punto más alejado. Al cabo de un rato lo teníamos ya situado a unos 180 metros.

Con cuidado apoyé el rifle en el trípode y me dispuse a disparar. Estaban peleando los dos corzos sobre los que habíamos dudado sobre a cual dar caza, y presentaba franco el costado. Disparé, y tal como disparé supe que había fallado, pues tuve sensación de bajar el punto en el ultimo momento.

Salieron corzos y corsas hacia todos los sitios imaginables, y yo mientras tanto descerrojaba y tenía que sacar con el dedo el casquillo que no había llegado a expulsar bien el rifle. Volví a cargar y apunté a la carrera al corzo esperando que hiciera la correspondiente parada en el lindero del bosque, a unos 150 metros medidos. Efectivamente así sucedió. Esa curiosidad malsana que padecen estos animalitos le costó la vida. A pulso y a 150 metros le coloqué una bala en la paletilla que terminó inmediatamente con su vida.

De repente mi amigo me pregunta: - Pero tu a que corzo has tirado? - Pues al que habíamos dicho, al más largo.

Empezó a reír y me dice: - El alto se ha ido por donde vino. Vamos a ver que has matado.

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Finalmente había tirado sobre el que me gustaba a mi. Los corzos estaban enganchado en la pelea. Disparé al alto. Lo fallé. Al dejar de mirar unos segundos para desencasquillar el rifle, al levantar la mirada seguí al corzo equivocado convencido de que era el que había tirado. Lo demás lo dicho. Nunca he estado más feliz de un error, pues finalmente cacé el corzo que a mi me gustaba, que por cierto, según nos dijo el guarda, era viejo y venía a menos.

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Gracias José ! Fenomenal reportaje . Esas tierras , además de corzacos, tienen algo que engancha.

Buena racha llevas. Espero siga. Enhorabuena por la experiencia.

Ayer me fui de espera a los guarros. Me puse temprano y temprano me levanté. Me entraron varias piaras y alguna nube juguetona que me descargó un poco de lluvia en todo lo alto. Como mojado no es muy saludable quedarse mucho tiempo decidí levantar el campo tempranito y quedarme a dormir cerca del coto.

Hoy me levanté pronto y pude ver el espectáculo del amanecer en una noche de luna llena.

Fui a buscar en una zona que es muy querenciosa y a la que el año pasado le quité un corzaco, pero el terreno estaba muy pesado y me descubrieron ellos antes que yo pudiera verlos. Cometó el error de empezar el rehecho antes de que se pudiera ver lo suficiente.

De allí me fui a una parcela alta que también tiene mucha querencia. Me aproximé despacio y de pronto tras una panza que hace la siembra pude ver un corzo que me pareció un venado. Vaya aparato!! El problema era que solo podía hacerle aproximación intentando ocultarme con un gran chaparro que hay en el centro de la siembra, pero para llegar a este había un gran trecho de descubierta muy peligrosa.

Lo que tenía que pasar pasó. En mitad de la aproximación al chaparro surgió de la izquierda de este una corza que me descubrió al instante. Ladra y huida, y tes de la corza el corzo. Hubo un momento que lo metí en la cruz y no estaba muy lejos, unos 100 metros, pero preferí no arriesgar.

Suficiente error había sido intentar una entrada imposible y no tener la paciencia de ir a buscarlo por la tarde en una buena espera, como para además tirarlo a la carrera con grandes posibilidades de fallo.

Espero que aún cuando hubo ladra y huida, vuelva por su terreno pronto y me haga con el en la correspondiente esperita.

¿Que creéis vosotros? Un corzo que huye ladrando de una siembra porque te ha descubierto ¿tarda mucho en volver?

No , en breve está ahí , me atrevería a decir que al día siguiente

No sabia que hubiera gente que se llevara a los corcinos.Cada dia una sorpresa.

Aquí os dejo un clip de ayer Viernes.

Espero que estéis disfrutando de esta temporada corcera.

muy guapo guaje!!!!!! enhorabuena

Karamojo Bell escribió:

Aquí os dejo un clip de ayer Viernes.

Espero que estéis disfrutando de esta temporada corcera.

Buen disparo, a que distancia estaba aproximadamente?

Enhorabuena Dieguin, bonito corzo.
Un abrazo figura

Josecuvo escribió:

No sabia que hubiera gente que se llevara a los corcinos.Cada dia una sorpresa.

La gente que se los encuentra en el monte , al verlos tan pequeños , tan bonitos y tan desvalidos , los cogen , se los llevan " a ver si los crían " o se los llevan a un veterinario porque estaban perdidos ( cosa que no es porque su madre sabe dónde están ) y.......mueren la mayoría .

Karamojo Bell escribió:

Aquí os dejo un clip de ayer Viernes.

Espero que estéis disfrutando de esta temporada corcera.

¡ muy bien Diego ¡ abrazos

Muchas gracias a todos .

Ramse, estaba a 93 metros.

Karamojo Bell escribió:

Muchas gracias a todos .

Ramse, estaba a 93 metros.

Enhorabuena !!, le has dado en la cabeza?

Un vídeo muy bueno

mu rico Guaje. Mas fino mi niño .... a la oreja .... ay madre que grande

IÑAKI G. escribió:

mu rico Guaje. Mas fino mi niño .... a la oreja .... ay madre que grande

ye pa no estropear carne hombre.... que mal pensado

IÑAKI G. escribió:

mu rico Guaje. Mas fino mi niño .... a la oreja .... ay madre que grande

Al cuerpo le tira cualquiera .

Enhorabuena Diego.

Como añoro esos paisajes de Asturias, ya cuento los días.

Felicidades Diego.

Palimpsesto escribió:

Enhorabuena Diego.

Como añoro esos paisajes de Asturias, ya cuento los días.

Muchas gracias, que tengas suerte por estos lares que estoy seguro que sí. A disfrutar de los paisajes Astures, y seguro que te bajas con otro recuerdo más de la zona .

javigb escribió:

Felicidades Diego.

Gracias Javi .

Buena tarde hace este segundo jueves de abril, soleado y de viento templado, lentamente acorto el terreno hasta mi aguardo, un roble en medio del cereal apenas a un centenar de metros a la raya del monte, la siembra anda muy bajita por lo que me tumbo sobre un viejo jersey que llevo en el macuto, coloco el harris  y a esperar, los robles desnudos aún de hoja me permiten escudriñar con la lente su interior, no tardando mucho localizo una pareja de corzas que salen raudas a la siembra, tras un breve correteo,  tranquilas se ponen a comer, su observación entretiene mi mente una veintena de minutos hasta que una de ellas se queda fija mirando al monte, de muestra como el mejor de los pointer, intento localizar lo que la corza parece barruntar, una silueta baja despacio por el robledal, metros antes se para tras un espino, ahora sí, es un corcete peleando con un espino, apenas 100 metros nos separan, tras la lucha salta por los pasos de las corzas, es un corzo muy bonito, perlado y simétrico, se coloca entre las dos hembras y tranquilamente se pone a comer, tengo el aire perfecto y no siento prisa por finiquitar el lance, disfruto el momento, juego con los aumentos del visor, me entretengo en su observación… finalmente decido acabar el lance, cruz en el codillo y suavemente aprieto el gatillo, me sorprende ver que el corzo no se queda en el sitio, encogido y no con mucha prisa le veo taparse y tumbarse justo tras el espino donde marcó a su salida, me fumo un cigarro tranquilo mientras llamo a mi primo que está en otra zona del coto para comentar el lance.
Pasados los diez minutillos de rigor decido ir por el animal, seguro de que está ya muerto y cuál es mi sorpresa cuando el corzo se me levanta a escasos cinco metros y se me escurre entre los robles sin opción de secundar tiro, me acerco al lugar donde andaba echado y compruebo que hay sangre, llamo al primo y le digo que venga con el perro que toca pistear, mientras  llega busco el tiro en la siembra y lo encuentro, no se que ha podido fallar, lo he tirado bien y me da la impresión de haberlo enganchado en la “caja”.
Ponemos al teckel en el tiro y el animal rápido comienza a seguir el rastro, lo que a continuación acontece es sorprendente, perseguimos al corzo cerca de dos kilomentros, lo levantamos en cuatro ocasiones sin ser capaz de poder rematarle ninguna de ellas, el rastro de sangre la verdad era exiguo, apenas unas gotas cada cincuenta metros, finalmente y tras caer la noche decidimos dejarlo y marcamos el último lugar donde el perro levanto al corzo.
Al día siguiente el perro lo encontró apenas 80 metros de la marca del día anterior, casi me como al perro, que importante es tener un buen perro para estas cositas, examino el corzo y el tiro lo tiene un poco trasero pero en el sitio, es increíble lo que aguantó el animalito.
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