Desde luego, sólo se me ocurre a mí, (y a mi santa), comprar vivienda, en el inicio de la crisis y además hacer la mudanza en toda ella.
Pues bien, aquí estamos.
Prioridades, vamos con las prioridades.
Mi santa: muebles, cortinas, cuadros, menaje, etc.
Yo: A ver donde coloco los libros de caza, las tablillas, la cabeza disecada de jabalí que tengo en casa de mis padres, y de paso, el cráneo del macho montés, que agarraron mis perros en Cañada de la Cruz.
Tenemos espacio. Pero...en la planta baja: "nada monada"...son sus dominios.
Arriba, arriba es mi oportunidad. Junto a la chimenea.
Eso, si quedaran bien, ya que al ser la habitación abuhardillada, falta altura.
Pues hála, no se hable más, en la pared más alta, que el cochino queda pinpolludo y desafiante.
Para los libros: dos estanterías de Ikea, modositas ellas, sin ebanistería.
Y ahora biene lo bueno.
Que gusto da coger, palpar y estrujar libros que hace años no los sentía o leía.
Sólo por esto, merece la pena el embarque inmobiliario.
El nuevo acomodo en las estanterías, no lo estoy haciendo al "tun-tun": me recreo y medito donde depositar cada libro.
Por ejemplo:" Los perro, mis pareceres", de Olías, están pegados a "Los perros y yo", de Aguayo. Menudo podenquerío, hay en esa balda, con ladra corrida incluida.
Aunque también se hable de cánidos, las obras completas de Covarsí casi las dejo solas, al final lindan por la estantería solariega, con " La rehala, una vocación, una vida" de Perico Castejón y por la umbría librera con " Ecos del Monte ", de D. Pedro Castro García. Lo mucho que se habla y escribe de perros y no habrá más de media docena de personas en España que entiendan.
Me encanta releer a Periquillo, cuando comenta: " La Dehesilla y los Medranos, solían ser puntos clave, para guarros solitarios, solos o con escudero. Cuantos guarros de medalla, agarraron esos perros, que se enfrentaban a ellos, y cuantos perros heridos, y también algunos muertos, que si los perros no agarran, no valen para moverlos".
Casi ná.
No es baladí acomodar los libros.
Bien mirado entre ellos tienen sus cuitas.
Yo la razón no se la doy a nadie, pero " La caza racional " de Andión, junto a " Esencias, Achares y Penares " de Joaquín España, se los he arrimado a "Veinte años de caza mayor " de Yebes; sobre todo por el prólogo de Ortega.
Hay que tener ética, no sólo en la vida y la caza, sino también en la biblioteca.
La parte alta de la estantería, es para Alfonso de Urquijo: entre "Los serreños" y "Umbría y Solana", está sopada. Por cierto, no consigo hacerme con "La flor de la Jara", por más que lo he intentado.
Como no podía ser de otra manera, he dedicado un rincón a "Solitario" de Foxá. No siendo un libro voluninoso, requiere su espacio.
En mitad de todo, como si fuese el corazón de la librería, está "La sierra caliente" de Cuenca, junto a "Los Hornilleros" y "Narraciones de caza mayor" de González-Ripoll. Se nota que mi santa es de Jaen (Villanueva del Arzobíspo)
No me equivoco: "La montería" y "Montear en Córdoba" de Aguayo, pegaditos a "Recuerdos de montería" de Muñóz-Cobo.
Me estoy criciendo: En mi librería mando yo.
Coloco un perrero-perrero como Isidro Martínez "Cazadores de blanco", junto a un montero-montero que es Emilio Jiménez "Lances en sepia". Estos se han de llevar bien.
Como Cuellar "Estampas de caza mayor", es extremeño, cerca de las obras de Covarsí. Además los dos hablan de la Ronda, que es lo que a mí me gusta y para la que tengo los perros, batidas aparte.
Ojo, que todavía, quedan libros por colocar.
A ver este: "El mundo de Juan Lobón", de Berenguer.
Pues saben que les digo, que me lo llevo para releerlo. Y cuando me venza el sueño, lo dejaré en la mesilla de noche, como si fuera un Cristo sobre la cama para un creyente.
Amén y buenas noches.
Caravaca, marzo de 2012