Jabalíes lisiados tras las cruentas luchas entre grandes machos

Una cámara de fototrampeo refleja las consecuencias de los enfrentamientos de los grandes machos en la época de celo del jabalí

Cuando dos cochinos de gran tamaño se encuentran en el mismo territorio sus diferencias se dirimen a navajazos, ambos intentarán echar de allí al otro para quedarse con las hembras que lo habitan.

Uno de estos ejemplares muestra visiblemente los efectos de una de estas luchas territoriales. Cojea ostensiblemente de una de sus extremidades traseras. Cuatro días más tarde la misma cámara vuelve a grabar al mismo ejemplar desplazándose con normalidad. Es increíble la capacidad de recuperación y de sanación de la especie para sobreponerse de las heridas sufridas en sus cuerpos, resultado de las cuchilladas que le profiere su oponente.

El celo del jabalí
Las imágenes han sido grabadas por un cazador y aficionado a la fotografía a primeros de enero en la provincia de León. Pedro ha inmortalizado la presencia de un gran jabalí con una de las cámaras que utiliza para controlar y gestionar las poblaciones de suidos en la zona.

Es frecuente que los grandes machos se desplacen decenas de kilómetros de sus territorios habituales para buscar hembras receptivas durante el periodo de celo del jabalí, que tiene lugar principalmente desde octubre hasta finales de diciembre.

Las hembras entrarán en celo de forma escalonada. Las primeras hembras se mostrarán receptivas a principios de octubre ayudadas por la lluvia otoñal, que hace crecer los pastos. Pero es en noviembre cuando el celo afecta a la mayoría de las hembras, que experimentan un solo celo de 23 días. La gestación dura cerca de cuatro meses y el parto ocurre entre febrero y abril.

Los machos luchan a navajazos
Cuando se encuentran dos de estos macarenos se producen violentas luchas. Los oponentes intentan herir y atemorizar a su contendiente con sus afilados colmillos. Solo el macho más fuerte se quedará en el territorio para cubrir a las hembras. Las peleas en muy pocas ocasiones acaban con la muerte de uno de los contrincantes.

Los jabalíes cuentan con una capa de pelo y grasa que hace las veces de armadura e impide en muchas ocasiones que los cortes alcancen zonas vitales. Los cuerpos de los viejos machos son un mosaico de cicatrices fruto de estas batallas entre macarenos.

Las mejores pruebas las tenemos en los vídeos que os mostramos, con jabalíes que acusan esas heridas y que quedan cojos y maltrechos.


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