AVE MARÍA PURÍSIMA.

Quise publicar esta historia hace algo mas de un mes, para que coincidiera con la época en la que se desarrollan los acontecimientos de la misma, pero entre una cosa y otra, no me ha sido posible.

Algo así "pudo" suceder hace muchíiiisimos años en un viejo pueblo de esta Andalucia nuestra, un pueblo que data posiblemente del siglo XIII, y con una iglesia del siglo XV, donde los personajes actuaban mas o menos como se relata, lo normal de la época. En esta historia no hay caza, pero espero que os guste.


                                                     - AVE MARÍA PURÍSIMA -

Llevaba ya tiempo queriéndose librar del mal fario que le perseguía, desde la temporada pasada los bichos se reían de él, en el campo, y en las canchas hasta los malditos platos se alejaban de él mostrándole su perfil, semejando una maldita sonrisa burlona, al menos a él se lo parecía. -Jodeos malditos, que al final os matáis contra el suelo - se decía para sí, hasta ese extremo llegaba su paranoia con sus pifias.

Tenía muy claro cual era el motivo de sus fiascos, y cual la solución. Parecería de locos, pero estaba seguro que su cabeza era la responsable, desde hace un tiempo se le venían a la mente cosas, y eso a veces le distraía de lo que tenía delante, cada vez la obsesión era mayor. Pero de  hoy no pasaba que eso quedara solucionado.

Con paso decidido se dirigió a donde sabía que  encontraría “la solución”, pero por los sitios de querencia del “pájaro” que buscaba, este no estaba. Bueno, habría que pensar como él si quería “cazarlo”. ¿Cuál es su pasión? ¡La caza!, ¿Cuándo hay caza?, ¡Dentro de pocas semanas empieza la media veda!, por tanto, el insurrecto estaría dándole al ojo para saber las querencias de los bichos en las diferentes fincas de su apego.

Así que salió del pueblo y se adentró por los campos que había detrás de la iglesia, ¿para que ir mas lejos?. Fue muy fácil dar con el, allí estaba, cual buitre al acecho en un trigal. Eso era ni mas ni menos,  si hubiera estado desnudo habría semejado una tiza por lo delgado y blanco que era, pero con su negra y brillosa (por lo sobada) sotana, un cuello rematado por un rostro blanco sepulcro, y su aguileña y aprovechada nariz, era talmente un buitre con gafas, por eso de lo aprovechada que iba su napia, pues sus negras gafas con cristales de topo amartillaban sin piedad su enorme quilla. Solo su raído bonete sobre su testa, para librarse del sol primaveral, le hacía parecer lo que era… un viejo cura de pueblo. Y si, estaba en el centro de un inmenso trigal cuyas espigas se doblaban como chinos al paso de su emperador. Tal era la carga de grano que ya soportaban.

Se fue acercando muy cautamente al “pájaro” para cazarlo in situ, sin que sospechara nada, pero es difícil sorprender a ese pájaro. Tuvo plena consciencia de cuando este lo avistó, aunque la presa lo vio de refilón, sin poder remediarlo. El negro lápiz se giró sobre su eje sobresaltado intentando disimular, pero estaba claro, lo había cazado in fraganti, el cazador cazado. Ahora había que hacer sangre, pues no se le brindaría otra oportunidad como esa… jejeje.

-¿Qué tal D. Aníbal, como usted por aquí… y a estas horas?.

- Pues ya ves hijo, dando una vuelta, respirando este límpido aire primaveral y disfrutando del placer que produce ver crecer este bello mar de espigas que tan lozanas lucen, casi puedo oír crecer sus granos dentro de sus vainas, y algo me dice que… .

- ¡Venga ya padre!, deje usted las parábolas pa su jefe, que nos conocemos, que la caza le puede y le mueve, sino ¿¿de que está usted por aquí con el calor que hace y con el fresquito que hace en la iglesia??. ¿Cuántas piezas  tiene ya ojeadas pal mes que viene, cuantas semanas lleva pateando los campos?.

- Vale, lo confieso muchacho, pero lo que hago no es ningún pecado y no soy el único que lo hace, sin ir mas lejos, tú, que estás aquí por lo mismo que yo.

- No de usted por hecho lo que no es para buscar excusas padre, que vengo a confesarme.

Casi se le caen las gafas al cura de su tremendo apéndice, sería este la envidia de cualquier judío.

-¿Confesarte tú?, pero si no te confiesas desde… ni me acuerdo ya.

-Ni yo tampoco, pero lo necesito padre.

-Pues nada Javi, dentro de una hora estoy en la parroquia y… .

-Pues está usted listo si cree que me va a pillar en el chivatero, eso de ir allí y que te vean las cotorras del pueblo con lo mal pensadas que son, enseguida se inventan historias y al día siguiente está todo el pueblo preguntándote que si tal que si fulanito estaba confesándose, que habrá echo ese para tener que confesarse. Nada, o aquí y ahora, o nunca.

-No puedo dejarte sin el perdón divino hijo, pero tendrás que acompañarme en mi paseo.

- Vale padre, así disimulamos ante los curiosos que nos vean, y le damos al ojo los dos, le prometo no pisarle las piezas ni chivarme a los que usted ya sabe.

-No espero menos de ti hijo, a ver dime.

- Pues verá padre la cosa va de que... .

- Un momento, que aunque estamos en el campo Dios está presente,  y tenemos que hacer las cosas como si en el confesionario estuviéramos. Empieza de nuevo, espero que te acuerdes de como… .

-Ave María purísima.

-Sin pecado concebida.

-Padre me acuso… .

- ¿Cuánto hace que no te confiesas hijo?- ahí se le escapó una sonrisa socarrona al clérigo-.

-Empezamos mal padre, ya le he dicho que ni idea, pero voy con lo importante, lo que quiero es ponerme en paz conmigo mismo, ya que Dios como ustedes dicen lo perdona todo si estamos realmente arrepentidos. Acto de contrición lo llaman ustedes ¿no?. Bueno, empiezo de nuevo.

Sobre los pecados normales, ya se imagina usted padre, a veces miento, aunque son mentiras sin importancia, mas bien para no tener que oír broncas, aunque si fueran las de mi novia serían de traca y con ruptura incluida, ya que a veces… bueno ya sabe usted.

- No, no sé, así que cuenta hijo cuenta.- la cara del sacerdote se puso algo tensa-.

- Con esto no contaba padre, pero como estamos en secreto de confesión, usted no puede abrir la boca ni levantar la liebre, que bien sabe usted de eso de levantar liebres padre.

- ¿Como que yo sé de levantar liebres?.

- Claro padre, cazando, que de vez en cuando engancha usted alguna.

- Ah vale, sigue hijo, sigue.-dijo el hombre algo mas relajado-.

- Pues eso padre, que a veces saco los pies del plato, pero le juro que yo no las busco, es que a veces se me ponen a huevo, y uno puessss… ya sabe usted padre, la carne es débil y tal… ¡¡ para que contarle!!.

- ¡¡ Pues eso sí que es grave, engañar a tu novia es pecado mortal, y más si lo haces repetidamente y no haces acto de contrición para no repetir, ahí sí que tengo que ser inflexible y tendrás que jurarme por tu honor que no volverás a hacerlo jamás ¡!.

- Vale padre, pero como eso es muy serio, lo dejaremos para el final, que hoy lo que me trae aquí son esos pecadillos que uno lleva por dentro desde hace tiempo, y que a veces cuando me miro al espejo me hago preguntas, pues pagaron el pato seres inocentes, y todo ello por mi soberbia, ira, vanidad, impaciencia y otras muchos defectos humanos. Y como usted es cazador padre, creo que me entenderá mejor que nadie.

Le cuento, hace ya tiempo me hallaba en un campo probando un express Sarasqueta  con… .

- Perdona hijo, ¿tan mala está la cosa para que Sarasqueta haga ollas?, puñeteros vascos, lo mismo hacen escopetas que… .

- Que no padre, que no es una olla, un express es un rifle que… bueno que es algo raro y difícil de explicar, en concreto, que es un arma, que es lo que hace Sarasqueta. Pues eso, que  me hallaba allí probando ese arma para un amigo, y estábamos en compañía de un viejo armero amigo mío y de su hijo, que estaban probando otras armas, y allí estábamos, cada uno a lo suyo, que para estas labores se necesita estar muy concentrados para que todo salga bien, cuando aparece por allí un energúmeno con una repetidora  - cuando escuchó la palabra repetidora, el viejo buitre pegó un tropezón en tal vez la única piedra que había en el inmenso trigal, yendo el viejo bonete a tapar algunas espigas. Gorro gorro este que ya ningún clérigo usaba hacía años por lo antiguo, excepto él. Y es que las escopetas le podían a este hombre.

Todo el pueblo sabía lo que disfrutaba el cura recargando cartuchos de su vieja perrillera del 16 heredada de su padre, a la cual no se le veía ya ni la marca de lo gastada que iba en todos sus hierros. Los recargaba en la sacristía mientras rezaba… y disfrutaba mucho mas que dando el sermón dominical, y eso que se explayaba a su antojo y pasaba revista a todo el personal cada domingo… cura de pueblo.

- ¡¡¡ Ahhhh, ya quisiera yo pillar una de esas ¡!!, pero como clérigo mis cuartos no me llegan. Que pena, si yo tuviera cinco tiros podría arrimar mas carne a los necesitados del pueblo. –Conociendo al cura y su deseo de tener una semi, eso sonó a excusas a oídos de Javier-.

- Que no D. Aníbal, que está usted muy errado en eso, que todo lo que no haga con los dos tiros de su perrillera no lo hará con cinco, que a usted no le hace falta eso, lo que si le hace falta como el comer son unas gafas nuevas, que esas que gasta usted se las pusieron en el seminario, entre que no hay sitio en los cristales donde no haya un arañazo y la falta de graduación, no ve usted un conejo ni encima del altar.

La semana pasada por poco lo atropella Julián el Loco con la bici, y si no llega a ser porque el chaval tiró de frenos, le manda al hospital. Y usted no se enteró de nada por estar pendiente de vigilar una parejita que se besuqueaba en la otra acera, y es que desde hace mucho tiempo es usted la comidilla del pueblo por lo poco que ve de lejos. Con las gafitas de cerca lo borda, porque bien que recarga usted los cartuchos, y bien que ve  los evangelios, que los lee de carrerilla en la misa.

- ¿¿ Y quien es el espía  que…  ¿? ¡¡…ahhh, ya caigo!!, la kiosquera solterona de la esquina de la plaza, que cuando no está pelando la pava con el primero que pasa, no se le escapa ripio de cuanto pasa en sus dominios, ¡¡maldita sea la muy…!!.

- No maldiga usted padre, que eso lo tiene su Jefe muy mal visto. Mire, en casa tengo las gafas que se hizo mi abuelo que en paz descanse unos meses antes de que lo llamara Dios, y están casi sin estrenar, así que se las voy a  regalar a usted, y para los cristales hablaré con un amigo mío que es óptico en la capital, que se los dejará al costo y se los podrá pagar poco a poco, ya hablaré con él, y aproveche usted para hacérselas con cristales bifocales y se deja de llevar dos gafas. Ya  verá como mata los bichos como si fuera un chaval, que bien les daba usted hace años, que su plana es la misma… pero su vista no.

- ¡¡De modo que hace un siglo que no te confiesas y en un rato me vas a arreglar la vida ¡!... que jóvenes estos.

- Que no padre, que solo trato de ayudarlo, lo mismo que usted me va  ayudar a mí, pero déjeme seguir hombre. Íbamos porque  el tío aquel llegó con cajas destempladas repetidora en mano, diciendo a mi amigo el armero que le había vendido una porquería de escopeta que no plomeaba bien y que se le iban los bichos sin tocar o heridos y que si esto y que si… hasta que me harté de tanto grito y de tanto abusar del pobre viejo, así que me fui para allá y le dije al sujeto aquel que no lo ofendiera, que todos sabíamos de la honradez del armero  y que las escopetas las hacía la fábrica. Ante la insistencia de que el arma no plomeaba bien y que no había derecho y… otra vez a gritos, pero ahora conmigo. Le dije al armero que pusiera un papel de esos que lleva en el coche para plomear escopetas, y allá se fue el hombre a preparar la cosa, mientras yo me fui al coche y saqué del maletero  un puñado de cartuchos de caza.

Mientras,  el otro no paraba de largar cosas en contra de la escopeta y del armero y del sumsum corde, el armero acabó de colocar el papel  y se vino junto a nosotros contando los pasos, y nos retrasó unos metros con respecto a donde estábamos para estar a la distancia correcta del papel de prueba, sin mas, le metí cinco cartuchos a su escopeta y al ir a apuntar al papel, vi que venían de frente como si de un ojeo se tratara un bando de gorriones que volaban altitos, y el otro a mi lado dale que te pego con su cháchara, sin más me encaré el arma y solté cuatro tiros bajando tres gorriones y deshaciendo el bando, y el último cartucho lo largué al papel de prueba. Me fui a por el papel que tenía un plomeo mas que bueno y a recoger los pájaros caídos a lo cual me ayudó el hijo del armero, con el papel de prueba hice un cartucho  y dentro le metí los gorriones  y le puse el paquete al babieca  aquel en una mano y su escopeta en la otra, y le dije con muy malas pulgas : “Ea, ahora te vas a tu casa y lo estudias, a ver si se te da mejor los estudios que cazar ”. El hombre se marchó mirando el cartucho de gorriones y sin decir palabra, el armero se reía por lo bajini y yo seguí a lo mío, que por cierto no salió bien, y es que se me vino encima lo que acababa de hacer con los pajaritos, y no podía pensar en otra cosa mas que en aquel feliz bando de  gorriones, que por la hora, venían inocentemente a encamarse, y habían pagado mi ira contra el chillón, los había matado sin motivo pues tenía montado el papel de prueba y desvié el cañón sin darme cuenta, le juro padre que lo hice sin pensar, todo fue ver los pájaros y encararlos con la escopeta. Pero no quiero disculparme, yo fui peor que el tío aquel, y mucho mas injusto.

Así que me acuso padre, de haber matado sin motivo a tres  inocentes gorriones, y todo por mi ira incontrolada, mi vanidad como tirador, mis ganas de ridiculizar al gritón y también mi deseo de defender a un amigo inocente, que tenía tanta culpa como los pobres gorriones.

- En verdad hijo me sorprendes, no vienes nunca por aquí, y hoy vienes a confesarte por tres gorriones. No se que pensar.

El paseo no había parado en ningún momento, ya hacía tiempo que habían salido del basto trigal para entrar en un terreno querencioso de conejos. Joselito el de la Flaca había pasado de vuelta de su mato montado en su potente mula blanca bien cargada, algo sorprendido de ver tan extraña pareja por allí a esas horas, dió las buenas tardes, se bajó del jamelgo, beso la mano al buitre, se subió a su montura y siguió su camino.

El cura no había dejado de escudriñar hasta el último tallo, la última senda, el último charco… todo, Andaba como hablaba, con suavidad, las engomadas suelas de sus zapatillas no emitían el menor ruido, ni la menor vibración, todo para no remover la posible caza de su querencia, el muy ladino no se había dejado nada atrás, sin pestañear siquiera, había visto hasta el último perdigón y el último gazapo entre matas, y eso a pesar de sus derrengadas gafas. A estas alturas, dudaba Javier si facilitarle unas nuevas, pues entonces sería capaz de dejar al resto de cazadores del pueblo a media percha, y todos se le echarían encima a él por lo de las gafas. Y prosiguió la informal confesión.

- D. Aníbal, aún no he terminado hay algo mas, y creo que es aún peor.

- Ya decía yo, anda sigue sigue.

- Hacía tiempo que un gran amigo me dio mucho la lata para que le vendiera mi escopeta de pichón.-otra vez la cara se le encendió al clérigo-.

- ¿Qué escopeta es esa?.

- Pues una plana del 12 con tres y una estrella que mata los pájaros sola y…¡¡pero padre, que eso no viene a cuento, por favor no me distraiga que pierdo el hilo!!. Le decía padre, que mi amigo Manolo no paró hasta que se la vendí muy a mi pesar, pero como es tan buena gente y siempre anda haciendo favores, no me pude negar, bueno, también viendo yo venir lo inevitable, ya le tenía buscada una sustituta a esa escopeta.

- ¡¡ Ya, como a tu novia ¡!.

- Y dale bola padre, no se le olvida la cosa, hemos quedado que eso para el final. Como le decía, Manolo acabó saliéndose con la suya y llegamos a un acuerdo en los dineros y se llevó a la niña de mis ojos, y como yo ya sabía, y era lo que más me dolía, es que si en dos meses no mataba pichones la largaría al primero que se encaprichara de ella…¡¡ que fue lo que pasó ¡!, que vino un director de banco amigo de él al cual le debía favores, se encaprichó de la escopeta y Manolo le ganó dos mil duros a la cosa y quedar bien con el chupatintas, que para eso de los dineros y de hacer la pelota mirando el futuro se las pinta solo, y… .

- ¿¿Dos mil duros más, pero cuanto costaba la escopeta esa??... Santo Dios.

- D. Aníbal no me distraiga hombre, lo de los dineros carece ahora de importancia, lo cierto es que se la vendió al banquero y Manolo cogió de nuevo sus repetidoras, y es que él es tirador de repetidora, pero como tiene duros, le parece más elegante llegar al pichón con una plana doblada en su brazo delante de nobles, empresarios y demás personajes y personajillos que pululamos por esos campos de Dios. En realidad es pura vanidad, y él lo reconoce cuando tiene una copa de mas, pero a Manolo se le puede perdonar eso y más, pues tiene muchas cosas buenas y casi ninguna mala.

- El sabe que es tirador de repetidoras, y tiene dos iguales por si una se le estropea, pero no deja de comprar paralelas y superpuestas caras… por si suena la flauta con alguna de ellas. Y ahí anda el hombre comprando y vendiendo escopetas mientras gana y pierde en los tratos, así que estábamos en el  campo de tiro, y… .

- ¿Ese es el campo de tiro ese que está en..?.

- Si padre, no hay otro por los contornos.

- Ahí solo van la gente de muchos cuartos, de los que el Señor decía… “es mas fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”.

- ¡¡Venga ya padre, que en su templo le entran a usted  todos los domingos dándose golpes de pecho unos cuantos queeee !!.

- ¡¡Válgame el cielo!!, ¿y quienes son esos pecadores hijo?.

- A ver padre,  que usted se entera de tó cuando le interesa, así que indage usted.

- Pues me tengo que enterar de quienes son y que hacen esos feligreses míos allí, que ya me han llegado noticias de juegos ilegales y de que se bajan al pueblo vecino buscando en cierto sitio lo que ya tienen en su casa.

- Bueno padre, si van a donde usted dice, es que allí habrá “cosas” que no hay en sus casas ¿no?.- respondió el muchacho con la cabeza gacha para que el buitre no viera su sonrisa, ¡¡ pues menudas cosas había por allí ¡!-.

- Pero bueno muchacho, te vas a poner a favor de esa pandilla de… .

- A ver padre, ¿ha pensado usted lo que se puede liar en el pueblo si usted va tras esas liebres?, las consecuencias serían fatales para varios matrimonios, la mayoría con hijos ya muy crecidos. Que sepa usted, que ahora mismo me voy en busca de la tropa esa y les digo que vayan a confesarse con usted, así no podrá decir nada a nadie de lo contado por ellos en confesión.

- ¿¿ Me estás haciendo chantaje muchacho ¿?- dijo el párroco juntando el ceño con su bonete el cual había vuelto a su sitio habitual, pero se quedó pensativo por unos momentos, ya se había dado cuenta del pitoste que iba a formar en el pueblo-. Creo que eres mas listo de lo que yo creía, y es que a veces me enervo y me dejo llevar por la rectitud de las cosas, pero por esta vez creo que puedo mas mal que bien, así que lo dejaremos así  y que cada cual arregle lo suyo, así que nada de mandarme a nadie a confesarse, no quiero saber quienes son esos pecadores pues nunca podría mirarlos igual que ahora si supiera quienes son.

- Bueno D. Anibal, sigamos, pero no me distraiga usted mas que no acabamos hombre de Dios, estábamos en el campo de tiro de marras, casi al final del día, y apareció el banquero por allí con mi antigua escopeta en la mano y se dirigió a mi amigo Manolo, y yo que estaba a lo mío hablando con otros tiradores y recogiendo los trastos, no percaté mas en ello.
Pero hete aquí, que se me viene Manolo con el otro al lado, y me suelta:
"Me dice este hombre que la escopeta que me vendiste y que yo le vendí a él, no tira los tiros rectos, dice que cruza los tiros y que por eso se la vendí, y me pregunto yo, ¿que si a ti te tiraba los tiros daleaos o rectos?, porque yo no tiraba bien con ella y le echaba la culpa a que no me hacía a ella".

Y ahí padre sí que me dolió la cosa, venía mi amigo del alma calentado por el banquero a decirme que le había vendido una escopeta defectuosa, y digo que venía caliente porque no le dio tiempo a meditar las cosas antes de lanzarse, y es que Manolo es todo impulso y se le va la perola cuando se calienta.  Pero entonces el que se calentó fui yo, y tampoco me di cuenta, así que otra vez la ira me pudo padre, le quité de las manos al banquero mi vieja compañera, y como ya se había acabado la tirada por ese día, le metí dos cartuchos de plato de los que tenía en el chaleco de tiro, y bajé dos golondrinas que habían empezado a perseguir los mosquitos que por aquel cielo abundan a esas tardías horas. Ante la cara de poker del tío aquel, volví a cargar el arma y volví a bajar una golondrina  mas, pues otra que se percató, se ocultó volando bajo la cancha que está en alto, y el tiro que me quedaba lo largué a la golondrina muerta que estaba aún en el aire y la empujó cayendo seca mas lejos. ¿Está clara la cosa?-les dije- escuchad los dos, a ti (a Manolo) te vendí la escopeta por pesao, y te llevaste seis meses dándome la tabarra para que te la vendiera contra mi voluntad, una escopeta perfecta para casi todo la cual llevaba años conmigo bajando pájaros por las canchas y hasta partiendo platos como pocas, y que jamás hubiera vendido a nadie que no fueras tu… y lo sabes, ¿crees que yo hubiera tenido tanto tiempo una escopeta que no me cumpla, y lo que es peor, crees que si yo sé que tira mal te la hubiera vendido, en tan mala estima me tienes, que clase de amigo crees que soy?.

Y con respecto a usted (al chupatintas), si no quiere la escopeta  se la recompró al mismo precio que se la vendí a “D. Manuel”, que tengo un sitio en mi licencia y esta se la vendí a él por ser quien era, pero como ninguno de los dos le dais el valor que merece, yo estoy deseando recuperarla, y esta no volverá a cambiar de dueño mientras yo pueda.

Les dije que en el coche tenía la chequera para pagarle la escopeta allí mismo, antes de que se arrepintiera el banquero, pero este se negó a vendérmela, una pena, pero ya sabía que después de lo sucedido solo por orgullo no me la revendería, meses mas tarde me enteré que se la había vendido a uno de Badajoz creo.

Con aquel tiroteo a las inocentes golondrinas, dejé en ridículo a ambos, y todo esto ante muchos tiradores habituales, mas los empleados de la cancha, que allí más que en ninguna parte, se corre la voz como la pólvora. Pero ellos habían puesto en entredicho ante todos los presentes mi buen nombre, mi honor, acusándome públicamente de meterle una bacalá a mi amigo. Pero en mi soberbia aún fui mas lejos, y allí mismo le dije a Manolo.

- Y usted “D. Manuel”, no sé para que compra escopetas, lleva toda la vida comprando y vendiendo y al final siempre acaba con las mismas, sus viejas repetidoras, le aconsejo que no salga de ellas y no fastidie a los demás. Buenas tardes señores.

Y sin más me fui de allí. Al día siguiente me llamó Manolo diciendo que quería verme en una marisquería que suele frecuentar, me hice de rogar, pero al final como sé que todo en el es fachada por fuera  y por dentro todo corazón, le dije que él ya sabía donde yo desayunaba, que cuando quisiera fuera por allí. No quise ir a la marisquería porque sabía que lo que quería era aparte de pedirme perdón, agasajarme con mariscos para quitarme el enfado, y  con lo mosca que yo estaba no le iba a dar ese gusto.
 
Al día siguiente apareció por el bar, y después de hablar del tema, con lágrimas escondidas en sus ojillos de piojo, me pidió perdón, y me dijo que lo único que le preocupaba era lo dolido que yo tenía que estar para haberlo llamado “Don Manuel”, y con aquel retintín.
- Si, me dolió mucho Manolo, ¿pero sabes lo que mas me dolió?, haber matado aquellas golondrinas, eso si que me dolió, me ofusqué tanto que cargué contra ellas mi enfado, no tengo perdón de Dios Manolo, es de lo peor que he hecho con un arma en las manos.

   Y dicho esto pagué la cuenta para que Manolo no me invitara y me fui, demás sabía él, que cuando yo obraba tan sécamente la cosa aún no estaba perdonada del todo. Eso tardó un par de meses mas.

- Todo eso es muy grave hijo. -dijo D. Aníbal con voz apagada- pero lo de matar a las criaturas que dicen que fueron las que le quitaron la corona de espinas a Jesucristo… en verdad no sé que pensar.

- Ya padre, por eso vine a confesarme, mis pecados son la ira, la soberbia, el orgullo, la vanidad, el… .

- ¡¡ El adulterio, que no se te olvide ese, que yo creo que es el peor, solo el quitar la vida a seres humanos es mas grave¡!.

- Padre, no estoy casado y no sé si me casaré con mi novia, por tanto aún no he cometido adulterio, aunque eso no quita que esté muy mal lo que he hecho fuera de esa relación, pero lo que  me quema son “los otros pecados”, los causantes de muertes de seres inocentes por mis iras incontroladas.

- Bueno hijo, ¿¿tienes algo mas que confesar??.

- No padre, deme usted tiempo… tal vez mañana.  -le solté con una sonrisita-.

- ¡¡Ya está bien hombre!!, bueno ahora te impondré tu penitencia, la cual cumplirás sin rechistar.  Por los gorriones tres Padre Nuestro uno por cada, por las golondrinas tres Ave María, tres Yo Pecador y tres Credos, y creo que soy muy benévolo contigo.

- Padre, ¿¿ me discrimina usted a los gorriones o me sobrevalora a las golondrinas ¿?.

- Como te quejes te lo sobrevaloro todo y va a ser peor, y me porto bien porque veo en ti un sincero arrepentimiento y dolor por el daño causado a esas criaturas, cosa que ha hecho que vengas hasta aquí para contármelo después de tantos años sin confesarte.

- Gracias  D. Aníbal no he dicho nada, cumpliré la penitencia, usted perdone.

- Sigo, por los pecados capitales y los no capitales, tendrás que leer el Evangelio cada día durante un año, así aprenderás del Maestro de maestros a ser humilde, manso, paciente, sincero, fiel y todos los valores humanos de los cuales tan escasos vamos los hombres hoy día. Y si algún día decides casarte con tu novia, antes, tendrás que contarle todos los líos que no quieres confesarme a mi, así ella decidirá si quiere seguir adelante o no. Es justo ¿no?.

- Si padre, es justo, pero puede ser muy peligroso para mi futuro… y para mi físico.

- Pues no haber metido la pata, y dicho esto… ego te absolvo, in en nomine patri, et filii, et espíritu santi, amen. Oye,  y hablando de lo de lo de las gafas, en vez de eso, ¿¿no podrías hablar con tu amigo el de las dos repetidoras a ver si me vende una a buen precio, total para que quiere dos iguales??.

- ¿¿ Y me quita usted lo del año de Evangelio ¿?.

- Ni hablar, eso no es negociable, ¿me estas chantajeando otra vez, pero por quien me has tomado ?.

- Entonces  D. Aníbal… solo las gafas y a seguir con su perrillera. Mañana le traigo la montura y tres cajas de cartuchos del 16 de propina… y esto no es un soborno padre. Ah, que conste, me estoy jugando el  cuello si usted con las gafas nuevas mata mas los del pueblo me matan, así que si le preguntan diga usted que todo es cosa suya.

- Menudo liante estás tú echo, no le arreindo las ganacias a tu novia. Y mírame lo de la repetidora de tu amigo, por cierto, Joselito en cuanto me vió se bajó del jaco y me beso la mano, tú ni eso.

Eso último fue un golpe bajo, en venganza por haber sorprendido al clérigo ojeando caza.  ¿¿ Tal vez ahora el chantajista era el puñetero cura ??, para que le habría contado nada, bueno esperaba que con aquello el mal fario desapareciera y lo de la repe se le olvidara, pero... ¿¿ y si no ??.

Es usted un pozo de sabiduría cinegética don Paco....gracias por el relato. Debo confesar que probando alguna escopeta ... y  como el protagonista de su historia, me arrepiento, me arrepiento de este y de tantos otros pecados de juventud.
En cuanto a lo de ir comprando y probando escopetas para acabar siempre en el mismo sitio pues.... me lo ha clavado don Paco.
Un cordial saludo.

Gracias Paco por relato tan entretenido.

No sabía usted, que fueron golondrinas las que le quitaron las espinas a Cristo?.
Muy bueno.

muy bueno, enhorabuena

Excelente relato y muy, muy bien escrito.

He pasado un ratito muy agradable, y espero saber muy pronto cómo sigue la historia.

Un saludo.

Gracias por leerlo, con que os haya hecho pasar un buen rato ya me doy por satisfecho.

La historia terminó en que en efecto, las pifias se fueron gracias a Dios, y quedaron los fallos normales. El hombre misteriosamente estrenó gafas, que ya era hora después de tantos años y el pueblo nunca supo de quien eran las monturas pues estaban nuevas a estrenar, así que pasaron por nuevas, el cura en sus homilias, dejaba caer de vez en cuando alguna perla que solo los interesados entendían, pero como miraba a todo el mundo y no a nadie en concreto, pues estos se sentían a salvo.

Entre las gafas nuevas, otra buena ración de cajas de cartuchos nuevos que Javier le dio, porque Manolo no quería oir hablar de venderle al cura una de sus "querías"... "antes le regalo a mi muje" decía, y los "bicheos previos" que hacia, pues ese año y algunos mas el hombre quedó satisfecho con sus perchas. Los del pueblo mentaban en la taberna a la familia del oftalmólogo que le había "arreglao" la vista al jodio cura pa que viera mas de la cuenta, y no solo por la caza, sino por todo lo que veía ahora en el pueblo y que antes no veía.

Pocos años después mandaron al buitre a su pueblo con su vieja perrillera en su corto equipaje, en el cual no había estado desde que nació, "lan mandao a Las Vascongadas" que decían los del pueblo, y es que nadie sabía el apellido de aquel hombre, los que lo habían visto escrito decían que "tenía todas las letras del abecedario... y algunas repetías", y es que si no había manera de recordarlo, menos de pronunciarlo.

Javi rezó lo que el cura le mandó, pero a la semana dejó los evangelios en el cajón de la mesita de noche, y no los volvió a coger hasta 25 años después, para ya no dejar de leerlos casi a diario, a veces se decía... "si me viera D. Aníbal, que risas se iba a echar a mi costa". Y si, le confeso a su novia sus aventuras... y se casaron. Después ella se convirtió en una MR, como casi todas.

Y si se me olvida algo me lo decís.

muy bueno

Bonita historia, real como la vida misma. Me gusta muy especialmente lo de coger los Evangelios en la madurez, y es que cuando uno empieza a barruntar el final del camino pues busca la Verdad, al menos la buscan los limpios de corazón , como dejaba entrever que lo era Javi.
Cordiales saludos!!!

Ego te absolvo a peccatis tuis, in nómine patris et filii et spiritus sancti..., Enjarao, digo, Javi, incluso lo de las escapadas al pueblo de al lado a ver a aquellas mozas...
Si es cierto, que había, y puede que siga habiendo, curas a los que les gustaba tanto o más, la caza que decir misa, que si era época de caza, la decían en un cuarto de hora, si era la de diario y solo iban cuatro abuelas a ella..., porque como decía la señora Abundia, la mujer del alguacil, "como es un cura viejo, y ha dicho tantas misas, se lo sabe todo de memoria, y ya no le hace falta ni mirar el libro"; y no se les escapaba detalle; a mi, un día, siendo yo mozalbete, que se me ocurrió coger un pico para hacer un hoyo que me mandó mi padre para plantar un árbol, y me dió un crujido en los riñones, que estuve una semana a base de Cibalgina, y en supositorios, además, porque no podía doblarme y estaba tieso como una escoba, y como me vio en la misa del domingo, que en el alzamiento no me arrodillé, me mandó a un monaguillo antes de acabar la misa, no fuera que me escapara, para que fuera a verle a la sacristía..., y allí, en su terreno, me soltó el escopetazo : ¿porqué no te has arrodillado cuando he levantado la Sagrada Forma y el Cáliz...?, y se quedó esperando mi respuesta mirándome a los ojos..., porque el otro día haciendo un hoyo para plantar un árbol que me mandó mi padre, me dio un trallazo en los riñones, que no me puedo ni agachar, D. Alejandro.
Ya le preguntaré yo a Tana..., y como me hayas engañado...; pero como era verdad...; se lo conté a mi padre, y a los dos o tres días, efectivamente, le preguntó; así se las gastaban en aquellos tiempos los curas; en los pueblo pequeños, eran una de las fuerzas vivas..., más que la prensa, hoy día.

JM, los horarios de misa en época de caza se cambiaban a interés del clérigo, y que nadie rechistara que era peor, pues se echaba encima a las fuerzas vivas del pueblo, osea, sargento o cabo de la GC, médico, farmacéutico, alcalde, maestro (si era maestra no contaba), si vivía algún letrado en el pueblo que normalmente tenía bufete o despacho en la capital, como abogado, notario o juez, director del banco y terratenientes.

Estos se reunían en el casino o en un reservado de una buena taberna si no había casino, en el cual jugaban sus cuartos y decidían que iba a pasar en el pueblo, a veces mandaban llamar a alguien para encargarle o decirle "públicamente" algo que necesitara testigos de aquel nivel.

La gente se cambiaba de acera para besar la mano del cura por muy ancha que fuera la calle, y si no lo hacía casi que lo tildaban de rojo, esto último empezó a cambiar a finales de los 60.

A los curas lo del rock le vino de perlas, habilitaban el salón parroquial para que los jóvenes del pueblo fueran el domingo por la tarde a bailar. ¿¿ Alguno que no pase de los 52-53 tacos sabe porque ??.

Intuyo para que los jóvenes se pudiesen conocer y cortejasen en un ambiente controlado en el que no se llegase a más, para evitar embarazos antes de la boda etc. En lugar de tenerlos ociosos por los bosquecillos y caminos. Y es que ya se sabe, la carne es débil y tan santos varones así velaban mejor por la moral y las buenas costumbres.
Tengo 49 años, no sé si mi respuesta se considera apta.
Un saludo.

Enjarao, JM son las iniciales de mi nombre, a saber, Jesús María; ya lo sabes/eis para en adelante.
En los años 50, yo nací en el 42, y en un pueblo de escasos 300 habitantes, la misa era siempre a la misma hora, y no se cambiaba porque el cura no era cazador, pero sí sé, como tú dices, que en otros en que si lo era, se cambiaba la hora de la misa a conveniencia, acomodándola a la que le interesaba al cura-cazador; en mi pueblo, en el que vivía yo, que no es el mismo en el que nací, las únicas fuerzas vivas, eran el cura y él, ¿quién osaba, por respeto/temor más que por ganas, llevarle la contraria en cualquier cosa?; ni los más antiguos del lugar, que por otra parte, nació, al lugar me refiero, allá por los 25 o 26, es decir, es un pueblo joven, y en el que no había más fuerza viva que el cura, porque el resto de autoridades estaban a 7 Km., puesto que el mío es un pueblo pedáneo, así que pa que te cuento la quina que tuvimos que tragar, los jóvenes y jóvenas, como decía Cantinflas, la Aido cree que inventó ese palabro, pero fue Cantinflas, cada vez que había que pasar por el confesionario, y te aseguro que había que pasar, sí o sí; bueno, resumiendo, que en mi pueblo ya teníamos bastante con el cura, que asumía las funciones del resto de las fuerzas vivas que teníamos a 7 Km. .
Y por cierto, me parece que aún no te dicho que tu relato se lee sin querer, y con una sonrisa de oreja a oreja y de principio a fin.

Pues para aquellos que no lo sepan, cuando salió el rock, twist...etc fueron demonizados en USA y parte de Europa, al principo quí también, hasta que algún cura español, descubrió que cuando los chavales bailaban ese tipo de música NO SE AGARRABAN, porque se bailaba suelto... OOOhHHHHHH. Así que los altos mandatarios de la iglesia en este país, decidieron que se debía ijcentivar este tipo de baile entre los jóvenes, dejándo así los lascivos y reproblabes bailes agarraos, y dieron permiso a los sacerdotes para que montaran los bailes del domingo por la tarde en los salones de actos y salones sociales de las iglesias en aquellas que lo tuvieran.

Así tenían cerca a los jóvenes para llevarlos a misa antes del baile, tener acceso a los discos que se iban a poner, vigilar que no hubiera poca luz que ocultara tocamientos entre ellos.

Así que los curas compraban los últimos discos de los Brincos, Pequeniques, Bravos...etc. Y daban orden a DJ de turno para que saltara las canciones de bailar agarraos, a veces hacía de DJ el mismo o el sacristan del pueblo.

Por eso la iglesia promoviö el twist y el rock en España. ¿¿ Quien me contó a mi esto ??, uno que tenía 15 años mas que yo y tocaba en un grupo, el cual a veces pagaban las iglesias con mas medios para que fueran a tocar allí, pero nada de baladas ni música de resfregarse ni toquetearse los jóvenes, solo música de bailar sueltos, que lo advertían bien clarito los curas. Prohibidísimo el Duo Dinámico

¡Cuántos recuerdos le vienen a uno, sobre todo a un veterano como yo, leyendo estas cosas...!; en mi pueblo ni siquiera había esos guateques controlados por la Santa Madre Iglesia, si casi, casi, se tocaba a misa con una manta, y se repartía la luz a cazos, así que..., como para restregar la cebolleta en aquellos guateques...

Muy bueno, el relato y los posteriores comentarios

Eres EL PUTO AMO. Mejor juntabas todas esas, anécdotas chascarrillos.... Agarrabas la pluma y papel y lo plasmabas por escrito, seguro que salía un libro majo con el cual nos deleitarnos unos cuantos.