MERMA EN LA CABAÑA DE CABRAS POR EL ATAQUE DE LOS LOBOS

Valeriano Remis, presidente de la Asociación de Criadores de la Raza Asturiana de la Montaña (Aseamo), y Víctor Guerra, presidente de la Asociación de Criadores de la Cabra Bermeya (Acriber), pasaron revista ayer a las bajas producidas en los rebaños como consecuencia del ataque de los lobos, en lo que va de año.

Remis explicó que las muertes producidas por el cánido entre los animales de la raza Asturiana de Montaña, las casinas, habría que situarlas «en 58 novillas y terneros en el interior del Parque y más de 60 en territorios del exterior». Y aseguró que «las cifras son reales porque se trata de animales inscritos en el libro genealógico de la raza», algo que le llevaba a deducir que «las pérdidas podrían ser mayores». Fuera del Parque situó el mayor número de daños en los concejos de «Ribadesella, Ponga, Piloña y Cudillero».

Por su parte, y sin dar cifras concretas, Guerra señaló que «el censo de las cabras bermeyas está en regresión y depende del lobo». Se refería a que «cada año se inscriben en los libros de la raza 400 nacimientos, pero se pierden por daños del lobo más de 500 ejemplares en toda Asturias». Esa circunstancia le llevaba a reconocer que «el número de bermeyas va hacia atrás». Y señaló que «la mayor parte de los daños no se denuncian porque sólo un 10% de criadores de bermeya lo son a título principal».